Hubo un tiempo, y todavía existe, en que decir Estados Unidos, Europa,
Mc Donald´s o Burguer King era para muchos el sinónimo de progreso y
admiración. Las noticias de estos últimos años que nos traen ecos
violentos de la crisis han comenzado a desmoronar aquel mito. La noticia
de anoche agrega un elemento más al cuadro de situación: la cadena de
comidas rápidas, Burguer King, admitió haber vendido en el Reino Unido
hamburguesas y Whoppers que contienen carne de caballo.
El
escándalo se desató hace dos semanas cuando la Autoridad de Seguridad
Alimentaria de Irlanda reveló que había encontrado carne de caballo en
hamburguesas vendidas en Irlanda y en Inglaterra. Al aparecer la noticia
de la contaminación, Burguer King dijo que había recibido “seguridad
absoluta” de su proveedor de que sus productos no estaban involucrados.
El proveedor en cuestión era la empresa de transformación de carne,
Silvercrest, quién había estado usando ingredientes no aprobados en sus
hamburguesas, incluyendo carne de caballo importada en grandes bloques
congelados provenientes de Polonia.
Anoche la empresa dejó de
negar y reconoció: “Cuatro muestras recién tomadas de la planta
Silvercrest han demostrado la presencia de niveles de traza muy pequeños
de ADN equino”. El vicepresidente de Burguer King, Diego Beamonte,
agregó: “Estamos profundamente preocupados por los resultados de nuestra
investigación y pedimos disculpas a nuestros clientes que confían en
que nosotros vendemos hamburguesas de la más alta calidad, cien por
ciento carne de res”.
Por si no fuera poco la contaminación ha
estado ocurriendo por lo menos desde mayo pasado y, posiblemente desde
hace un año de acuerdo a la evidencia presentada a los parlamentarios a
principios de esta semana. Burguer King responsabilizó al proveedor en
acto de “inocencia” algo dudoso: “Nuestro proveedor nos ha fallado y a
su vez nosotros les hemos fallado. Estamos comprometidos a asegurar esto
no vuelva a suceder”. Pero creer a quien había dado “garantías
absolutas” hasta anoche sobre la sanidad de su comida resulta algo
difícil.
El escándalo no fue en un país de la “lejana” Europa del
Este, no fue tampoco en la Europa “mala alumna” del sur, fue en el
corazón de la Europa más rica, Inglaterra y su Reino Unido. Pero además
al hablar de geografía debemos hablar de una empresa transnacional,
ícono del capitalismo nacido de las entrañas de los Estados Unidos y su
estado de su sanidad: contaminado y tóxico.

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